Un nuevo parto: Ileana Alamilla

Las protestas y reivindicaciones sociales a partir de los escándalos de corrupción que implican a altas autoridades y a otras personas que aseguran ser inocentes, no mencionan la situación de miseria en la que sobreviven connacionales, que requiere de una solución de naturaleza estructural, señaló Ileana Alamilla en su columna de opinión publicada en Prensa Libre. El problema no es solo de descomposición de funcionarios públicos, de empresarios deshonestos o de personas inescrupulosas que han hecho del delito su modus vivendi; tampoco la contaminación y falta de imparcialidad de la justicia y de magistrados probos es lo único que este país resiente. Hay millones de personas que carecen de lo elemental y que no saben ni de corrupción, ni de los millones que se "invierten" en el financiamiento de los partidos para obtener ganancias y privilegios, subrayó la columnista. Alamilla señaló que entre esas personas están millones de mujeres que, además de vivir con sus compañeros de vida la desventura, enfrentan otros riesgos que les arrebatan la vida; el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva reportó que en el primer cuatrimestre de este año hay 117 muertes maternas; el sistema de salud no garantiza el nivel básico de atención materno infantil. La mayoría de decesos ocurre en las comunidades y el 40 por ciento de partos son atendidos en sus casas, en donde no hay ni las mínimas condiciones para garantizar la vida de la madre y del bebé; en 2014 se informó de 430 muertes, de las cuales 37 eran de niñas y adolescentes entre 10 y 19 años. La periodista recordó que el 19 de mayo se conmemoró en el Congreso el Día Mundial a favor de la salud de las mujeres, derecho desconocido para la mayoría del 52 por ciento de guatemaltecas que habitan el país. Mientras en Guatemala seguimos de luto, en otras latitudes y esferas se generaliza el término "parto respetado" o "parto humanizado", modalidad de atención caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento, en armonía con sus deseos y costumbres; el nacimiento de algo nuevo en el país también debe traer el reconocimiento de esos derechos de las mujeres.